¿Qué es el trastorno Negativista o desafiante por oposición?
Se define como un patrón recurrente de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil dirigido a figuras de autoridad al menos con una duración de seis meses.
Posibles causas del trastorno de conducta oposicionista
Aún se desconoce la causa exacta de este trastorno, pero existen dos teorías principales para explicar su desarrollo.
La teoría del desarrollo: sugiere que los problemas comienzan cuando el niño tiene entre uno y dos años y medio de edad. Estos niños pueden experimentar dificultades para aprender a volverse independientes y separarse de la principal persona a la cual se encuentran ligados emocionalmente.
La teoría del aprendizaje: sugiere, que las características negativas del trastorno de conducta oposicionista son actitudes aprendidas que reflejan los efectos de las técnicas inadecuadas y negativas empleadas por los padres y figuras de autoridad.
¿Cuáles son los síntomas del trastorno de conducta oposicionista?
La mayoría de los síntomas observados en niños y adolescentes con este trastorno también se observa a veces en niños que no lo padecen, especialmente alrededor de los 2 ó 3 años de edad o durante la adolescencia. Muchos niños, principalmente cuando están cansados, con hambre o disgustados, tienden a desobedecer, discutir con sus padres y desafiar su autoridad.
Los síntomas del trastorno de conducta oposicionista pueden incluir los siguientes:
- poca habilidad para regular emociones
- rabietas frecuentes
- discusiones excesivas con los adultos
- negativa a acceder a las solicitudes de los adultos
- cuestionamiento constante de las reglas; negativa a obedecerlas
- conducta dirigida a molestar o enojar a los demás, incluidos los adultos
- intentos de culpar a otras personas por su mala conducta o errores
- facilidad para enojarse con otros
- actitud de enojo frecuente
- vocabulario desagradable o poco amable
- actitud vengativa o rencorosos
Como realizar una adecuada intervención
Desde el enfoque cognitivo-conductual, las estrategias de elección para el tratamiento, incluyen una doble vía:
a) Entrenamiento de padres
Es evidente que los primeros en padecer las consecuencias del trastorno son los propios padres. El malestar que se genera suele ser importante y se consolidan métodos de interacción coercitivos o negativos. No es de extrañar, pues, que parte del tratamiento se dirija a proporcionar recursos a los padres para regular y atenuar toda la sintomatología disruptiva.
El entrenamiento no tan solo comprende la enseñanza de estrategias para controlar las conductas negativas sino también de reforzar las positivas. En definitiva, se trata de aprender a ser más eficientes con el niño desarrollando nuevas habilidades y eliminando los métodos ineficaces.
Puede ser necesario también, en algunos casos, proporcionar recursos a los padres para mejorar la vinculación con sus hijos.
b) Intervención con el niño
La intervención individual con niños pretende enseñarles habilidades cognitivas para que sean capaces de gestionar sus emociones y afrontar situaciones difíciles. Este entrenamiento puede llevarse a cabo individualmente o utilizando pequeños grupos.
Los procedimientos utilizados incluyen instrucciones, modelado, representación de papeles, ensayo de la conducta, retroalimentación y refuerzo positivo. También suelen incorporarse estrategias de autoinstrucciones verbales y de la solución de problemas.
Hay que tener cuenta, pero, que uno de los retos más importantes durante y después de la terapia, será que los niños entrenados en estas técnicas sean capaces de generalizarlo o aplicarlo en el ambiente exterior. Para asegurar el éxito de su aplicación externa, conviene incluir en el programa de tratamiento, la práctica en vivo (Kazdin, 1.990). Se trata en definitiva de motivar al niño para que utilicen sus habilidades recién adquiridas en situaciones de la vida real. Para ello deberemos contar con la complicidad y ayuda de los padres, el propio terapeuta y de otras personas externas. Es importante asegurar unos primeros éxitos para mantener un buen nivel de motivación en el niño y su interés para seguir intentando aplicar recursos alternativos a los que le han creado problemas.
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Fuente:
- Tratamiento del trastorno de oposición desafiante.Autores: E. Rigau-Ratera, C. García-Nonell, J. Artigas-Pallar
- Niños desafiantes: Manual Clínico para la evaluación y entrenamiento de padres”.Barckey (1.997)