Ante la llegada de un nuevo miembro en la familia, los padres además de pensar que sus hijos se beneficiarán aprendiendo unos de otros, sienten inseguridad a que se puedan enfrentar y surgir conflictos entre ellos. La rivalidad es una competencia para obttener el afecto de los padres, que ocurre con normalidad en todas las familias. Depende de los padres para que este “grado de normalidad” no sobrepase los límites de tranquilidad en la familia.
El primer paso, lo daremos alrededor del segundo trimestre de embarazo, los padres informarán al niño de que el nuevo miembro es de todos, es “nuestro bebé” y todos le querremos y cuidaremos. Siempre deberemos dejar claro al niño que lo queremos mucho, así como al bebé, y que el afecto no disminuirá cuando venga el nuevo miembro.Le dejaremos claro que no perderá su lugar.
Es muy aconsejable que escuche los latidos del corazón y sienta los movimientos en la barriga de la mamá. También dará buen resultado, que participe en los preparativos de la nueva habitación y si es preciso cambiarle a otra, lo haremos al principio para qué no sienta que el “bebé” le quita su dormitorio.” Cuando tengamos oportunidad de visitar algún amigo que haya tenido un hermano, iremos a verlo, para que se familiarice con los comentarios afectuosos e inevitables hacia el bebé y vaya normalizando su trato con un niño.
Cuando el nacimiento del hermanito se produzca en una etapa evolutiva en que el niño es vulnerable, como por ejemplo el destete, la etapa del control de esfínteres, dormir en una habitación diferente de la de los padres o la entrada a la Escuela Infantil, se debe tener mucho cuidado por qué se pueden producir situaciones de celos intensos.
Los celos en sí mismos suponen que el niño cree que lo que piensa que ha tenido asta ahora y que ahora lo tiene el otro Hay padres que consideran “malo” que el niño sienta celos y creen que esto es un defecto. Pero tenemos que reconocer que los celos son universales, que forman parte de las características de todo el ser humano y que desaparecerán cuando con el paso del tiempo comprueban que no hay motivos.
Para actuar en el periodo de inquietud del niño, es muy bueno hablar sobre estos sentimientos. Hablar supone que los niños sean conscientes de lo que los está pesándole y que tienen también confianza en que sus padres podrán ayudarlos. Además, tendrá un efecto relajante al saber que no son las únicas a los qué los ocurre.
ALGUNAS MANIFESTACIONES DE CELOS EN LOS NIÑOS
Destacaremos algunos comportamientos fácilmente observables y frecuentes:
- Rivalidad abierta: se manifiesta de forma verbal hacia el otro: “no quiero el hermanito”, “quiero que te lo llevés”, etc.
- Actuaciones agresivas hacia el bebé: de la palabra se pasa a la acción; el niño le quita los juguetitos a su hermano, le tapa la nariz, etc.
- Hostilidad hacia la madre: con formas de actuación que saben que molestan la mamá: “desobedecer”, “oposición” sistemática hacia a lo que se le pide”, etc.
- Hostilidad ninguna a sí mismo: “te vas en enfadar conmigo”…
- Volver a comportamientos más infantiles: “ponerse el chupete”, “hablan como si serían más pequeños”, etc.
Dentro de cada familia los niños encontrarán la primera ocasión para relacionarse, para resolver situaciones conflictivas y para ubicarse en un núcleo social. Considerando la importancia de este punto también tenemos que valorar el lugar que el niño ocupa en el ámbito familiar. Los niños que tienen hermanos tienen el entrenamiento cuando llegan a la colegio. No existe ningún posición más o menos favorable. Cualquier lugar que se ocupe entre los hermanos tiene ventajas o inconvenientes. Veamos sin embargo, algunas características generales y típicas:
EL PRIMOGÉNITO. En él se depositan todas las expectativas e ilusiones de sus padres. También en él se aglutinan las inseguridades y temores e inexperiencias. Ha sido único por un tiempo y recibe con la llegada del hermano uno llevar golpe a suya soberanía. Suelen ser el modelo y posee cierta autoridad pero también padece una gran sensación de responsabilidad.
EL MEDIANO. Tal vez sea esta la posición más difícil. A veces es demasiado mayor para estar con los pequeños y demasiado pequeño para estar con los mayores. Simultáneamente se juzga con arbitrariedad la su madurez: a veces es mayor, a veces es pequeño. Sin embargo suele gozar de un éxito social y soltura que no tendrá su hermano mayor.
EL BENJAMÍN. Suele ser dependiente respecto a sus hermanos y con ello será más difícil conseguir independencia y autonomía. Pueden atribuirse a esta posición la inseguridad, testarudeza e inestabilidad.
EL HIJO ÚNICO. En el se deposita la dedicación a tiempo completo de sus padres, de su afecto y protección. Eso puede provocar que sea caprichoso o egoísta. Aunque podemos pensar que no tienen celos, no es así. Padecen el temor de perder el amor de sus padres, de molestarlos, etc. pueden sufrir celos de un amiguito.
¿ES NORMAL QUE SE PELEAN Y DISCUTAN ?
En todas las familias se producen discusiones y peleas que suelen molestar a los padres. Cuando la diferencia de edad entre los hermanos es poca, se producen mayores conflictos. Por regla general cuando más celos sienten los hermanos entre ellos, más tendencia tendrán en discutir y pelearse. Siempre y cuando no se produzcan consecuencias graves es bueno dejar que solucionan ellos mismos los conflictos en la familia porque después sepan resolverlos también fuera de ella. Sólo se tiene que intervenir si el daño que pudieran hacerse fuera grande. Se tiene que procurar ser imparcial, escuchando ambos versiones y sin aventurar hipótesis sobre quién comenzó. Es importante que puedan expresarse verbalmente, mostrar sus desacuerdos, sin llegar a pegarse.
Como resumen, recogeremos las actitudes que ayudan y las que no ayudan en superar los celos infantiles, según la psicóloga Mª VICTÒRIA TABERA:
ACTITUDES QUE AYUDAN A SUPERAR LOS CELOS INFANTILES
- Reconocer el sentimiento celos como algo natural.
- Ser tolerante con las regresiones.
- Dar la oportunidad de expresar su malestar.
- Contarles las vivencias personales con los hermanos cuando éramos chiquitines .
- Atender con interés los éxitos.
- Evitar situaciones tentadoras.
- Ofrecer situaciones sobre las ventajas de ser mayor.
- Favorecer el contacto con niños de la su edad.
- Pedir la colaboración del niño en tareas de atención de su hermano.
- Decir que los hijos son responsabilidad de los padres que han querido que nacieran
- Decirle que sus celos desaparecerán.
- No descartar la consulta a un especialista.
NO AYUDAN
- Ocultar el sentimiento de cariño de los padres hacia al bebé.
- Exigir demasiado al niño.
- Dramatizar el sentimiento celos del niño.
- Hacer comparaciones entre hijos.
- Manifestar preferencias por alguno
- Intervenir prematuramente en las peleas.
- Ponerse rígidos o intolerantes con las regresiones.
- Comentar con otros adultos las dificultades del niño en su presencia.
- Regañarle o enfadarse muy a menudo.
- Hacer elogios muy efusivos cuando se muestre afectuoso con el hermano.
- Hacerle prometer que se llevará bien.
Fuentes:
- Cómo atenuar la rivalidad entre hermanos, Brazelton, Terry
- El niño celoso, Ortigosa Quiles, Juan Manuel.
Recomendaciones:
- Ana no quiere crecer, Rose Rius. Cunetos para sentir. (para leer a los niños)